Wednesday, June 13, 2007

Bella sin alma

¿Qué carajo me pasa que no he dejado de pensar en ti desde la última vez que te vi? Tu imagen me persigue a cada instante, hasta el punto de hacerme creer que te odio por significar tanto para mí mientras que mi existencia te es absolutamente desconocida. Debo, sin embargo, reconocer que verte me tranquiliza aunque sólo soy uno más de los que pasan por tu lado.

Me intrigas desde el primer momento en que mi mirada se detuvo en tu silueta, dibujada sutilmente contra el azul intenso del mar, convirtiéndote en tema obligado de mis conversaciones cada vez que la palabra hogar vuelve a mi mente. Después de todo, estás presente en los recuerdos que me devuelven la vida.


Con cuánto descaro te has atrevido a aparecer en cada uno de mis cigarrillos, en cada café, en cada respiro que doy recordando el puerto. ¿Cómo te atreves a imponer ante mis ojos tu piel fría? ¿Cómo osas iluminar con tu presencia el cielo nocturno?


No me queda más que aceptar la realidad, confesar que eres hermosa. Resulta cautivante incluso tu incapacidad de conmoverte por el dolor que otros han sentido por ti. Después de todo tú eres la bella del puerto y en ti no hay alma, y ni todas las lágrimas que bajan por los cerros pueden cambiarte.