Thursday, December 27, 2007

The Grinch (once again)


El título parece bastar, ¿no? La verdad es que la relación que tengo con estas fechas es a menudo comparable con la del verde y peludo personaje que fuera interpretado en el cine por el multifacético Jim Carrey, con excepción de las motivaciones. Mientras que el odio del Grinch hacia la navidad tiene su génesis en un trauma infantil, mi rechazo hacia esta celebración pasa por ser consecuente con mis ideas: simplemente no creo ni en cristo ni en el capitalismo, así que el 25 de diciembre es sólo un día más en el calendario. Sin embargo, para mi desgracia el mundo no se muestra muy abierto a aceptar mi honestidad ni respetar mi decisión, en especial si eso significa no recibir regalos de mi parte.


Eso es sólo el comienzo de mis problemas, y es que este año nuevamente estoy pasando una fecha que se supone uno comparte con los que más quiere -y que per sé es una fecha más- raptado por los Corleone (como si la familia importase o fuesen quienes quiero), otro más de sus gangsteriles intentos por mantener tradiciones que no tienen ni pies ni cabeza. Extrañamente me he sometido al conformismo, todo para quedarme solo y tranquilo para año nuevo, lejos de Valparaíso quizás pero también lejos de ellos. Un buen comienzo para el año entrante.


Por ahora al menos estoy sentado mirando el mar, Emilie suena en la radio (¿sólo a mí me gusta el electropop francés?) y mañana estaré lejos de "ellos"... y claro, no soy verde y peludo.

Monday, December 10, 2007

El nuevo cuaderno

La semana anterior a mi cumpleaños el pastel del Gabo llegó a la sala de estudio con un cuaderno que había comprado en el patio a niños provenientes de una escuela diferencial. Ante la entonces cierta posibilidad de encontrarme con Carolina decidí bajar a comprar uno también para regalárselo a su hija María Paz, que ya anda por las cuatro años y más que nada porque a esa edad me hacían falta páginas para dibujar. Sin embargo, aquellos planes se disolvieron el día previo a mi cumpleaños y el cuaderno pasó adornar un rincón de mi habitación.



Han pasado dos semanas y de pronto me veo en la necesidad de escribir, pero carente de páginas en las que hacerlo. Desde el rincón en que lo dejé el pequeño cuaderno me llama, haciendo notar el paisaje construido con lana y retazos que adorna su cubierta. No hay nada que hacer más que dejarse llevar por la tentación y tomar el cuaderno para llenarlo de comentarios, críticas, relatos que están siempre presentes en este viaje que es la vida.



Quizás no ha pasado nada muy "wow" desde la última vez que apareció un post en alguno de mis blogs, pero eso no significa que no haya nada interesante que contar. Por el contrario, este fin de semestre es expresión del fin de un nuevo proceso en mi vida, de una nueva oportunidad, de una nueva posibilidad para cumplir con mi destino (cualquiera que éste sea). Un nuevo cuaderno para este nuevo final, páginas en blanco para relatar todo lo interesante que está ocurriendo.


Vamos con las sorpresas... y las que no lo son tanto...