No es novedad alguna que las grandes empresas de retail han ido ganando espacio dentro de la vida urbana, la mayor parte de las veces a costa de la arquitectura de antiguos barrios y los pequeños comerciantes que en ellos habitan. Esta situación es la que se ha vivido desde el año 2006 en la ciudad de Valparaíso, esto a partir de la inauguración del centro comercial Portal Valparaíso perteneciente a la cadena CENCOSUD, propiedad del empresario Horst Paulmann, el que está ubicado en la intersección de las avenidas Argentina y España. La inauguración comenzó el día 16 de febrero de 2006, cuando se abrió el local Easy, a lo que seguirían la apertura el 21 del mismo mes de Jumbo y a mediados de aquel año la tienda París.
La construcción de este centro comercial estaba proyectada desde el 2001, antes que el sector donde est

Desde la inauguración de este proyecto se han visto afectados numerosos establecimientos comerciales pertenecientes a los sectores residenciales de los cerros Barón y Placeres, bajando esto sus ventas en forma progresiva ante la imposibilidad de competir específicamente contra el supermercado Jumbo. En términos económicos, podemos decir que esto se debe a las ventajas comparativas que manifiesta Jumbo con respecto a los pequeños comerciantes, ya que la invasión al área de influencia de éstos se hace desde sólo un emplazamiento, el que concentra la oferta de similares productos pero a un menor precio -una de las características principales del negocio del retail es comprar por mayor, reduciendo sus costos y sus precios-, con mayores facilidades de pago si no se considera el endeudamiento posterior del cliente (¿o inocente?). A esto deben agregarse dos factores, como son las tiendas comerciales que acompañan a Jumbo (Easy, París y más recientemente La Polar) y la posibilidad que éste da de la entrega a domicilio, la que según el sitio web del supermercado abarca un radio de 25 kilómetros que incluye Con Con, Viña del Mar y Quilpué.
Ante la problemática que esta situación presenta al comercio detallista del sector mencionado (Barón-Placeres), la primera solución que puede presentarse es obviamente la más descabellada y menos práctica, como es la consideración de los pequeños locales comerciales como parte de la identidad de los barrios en que se enmarcan, por tanto también parte del patrimonio de la ciudad, lo que justificaría un subsidio en defensa de éstos. Pero tal como mencioné, esta situación es descabellada y poco práctica, partiendo desde el hecho que la UNESCO sólo considera la arquitectura dentro del Patrimonio de la Humanidad, a lo que se agrega que ni el Estado ni la Municipalidad cuentan con los recursos para esto o para enfrentar a un gigante como CENCOSUD ante la posibilidad de un recurso judicial en contra de la medida (el costo de vivir en una sociedad capitalista).

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