Monday, July 03, 2006

(Perdido en) Tus Ojos

Un número ya impreciso de páginas se ha desvanecido ante el fantasma de la inconformidad, fruto de lo que puede ser una inusual baja creativa o la dificultad de exprear mis sentimientos. He corregido borrador tras borrador, esto con el fin de cumplir la ardua tarea de intentar que estas palabras puedan siquiera rozar la perfección de aquello que las inspira, si bien sé que aquel objetivo estará lejos de cumplirse. He dado una dura batalla para que mis escritos no se conviertan más que en un montón de frases clichés bien hiladas por la pericia de su autor, opacando el presente texto que pronto estará a tu disposición para ser leído, quizás con ilusión, quizás con frialdad -preferiría que fuese con un tono arrebol invadiendo tus mejillas-, y que busco signifique tanto.
No me es fácil recordar la primera ocasión en que nuestras miradas se cruzaron (sólo sé que fue en una noche de otoño), ni tampoco puedo decir que sería desde aquel instante que me fije con detención en tus ojos. Pasaría tiempo -ahora que veo hacia atrás, me parece una eternidad- antes de dejar de lado la formalidad de los discursos de dos desconocidos sin la real necesidad de conocerse. Aún así, de algún modo tus ojos estaban allí, esperando que abandonara la negligencia que mostré hacia ellos, aguardando para convertirse en parte importante de los pensamientos que me invaden cada vez que huyo de la diaria rutina.
Ahora he dado un paso más, pero no para quitar el recuerdo de tu mirada de mi mente, sino para hacer manifiesto el lugar que ocupan en ella a través de estas palabras. Hay en ella algo misterioso, mágico, intensamente atractivo que me motiva a hacer una apología. Bien podría sentir la necesidad de escribir sobre el perderme en tu piel, en tus labios, en tu vida, pero la mirada tiene algo, eso que dicen de ser la ventana del alma que se vuelve un factor más para fijarme más en ellos.
Bastó una mirada para ser conquistado (¿es necesario algo más?), para sentir una intensa necesidad de continuar observando tus ojos, entrar en ellos en busca de ti, de lo que ocultas, de aquello que te hace ser tú, especial y única. Y nada más quiero hacer, más que perderme en tu mirada y refugiarme en ella mientras te voy conociendo, aprendiendo de ti.
Pero nada en este mundo está libre de dificultades. Una eterna distancia separarnos, por lo que cada noche aguardo -como lo hace un tecnócrata- el momento en que aparecerás en mi messenger para contarme tu día, tus problemas y hacer lo posible por estar ahí, presente y apoyándote -no sólo me has conquistado, también te has ganado mi respeto y aprecio-, porque sé que podría pasarme horas frente a ti, en silencio, pero mientras no sea posible, estará presente la tecnología para ayudarme. Por más que quiera estar frente a ti observando tu rostro, tu piel, tus labios y, en especial, tus ojos, debo conformarme con aquella imagen que se preyecta en un pequeño y frío recuadro en la pantalla del computador (ojalá que las esperanzas sean cumplidas y llegue un nuevo momento en que pueda verte).
Nada puedo hacer ya, he caído embrujado por tu mirada (y por qué no decirlo, he caído embrujado por ti). Estoy perdido... perdido en tus ojos.

No comments: