Monday, May 15, 2006

Parte X: ¿Por qué juegas a ser mujer?

Ha pasado casi un año y aún me es difícil comprender las razones que me llevaron a fijar la mirada en el menudo cuerpo de la Peque. Mejor dicho, lo sé, pero la motivación posterior que me guió en la profundización del análisis a su carácter, más allá de la superficialidad que poseen mis ojos de hombre, me resulta compleja. Quizás al escribirlo me resulte más simple su entendimiento, pero me siento predispuesto a proseguir con mi confusión.
Si recuerdo bien, ella apareció con las lluvias del año pasado, mi temporada predilecta porque el niño que habita en mí aprovecha de escapar al yugo de la inmadurez para saltar alegremente sobre los charcos de agua. Ella caminaba hacia mí, por lo que choqué con su mirada altanera y su eterna actitud de hacerse la interesante -me recordó a otra mujer, de la que ya he escrito-, obligándome a responder con una acción similar. Encuentros así se sucedieron por un tiempo, logrando que la Peque se convirtiese en un reto, y en cada ocasión mis ojos intentaron recorrer su cuerpo, pero terminaban irremediablemente enfrentándose a los suyos.
Cuando consideré que había llegado el momento de romper el hielo (como si eso pudiera lograrse con ella), lo hice en la forma que me pareció más correcta para enfrentar su manera de actuar: desafiándola. No me sorprendió en nada que tras la barrera de petulancia sus ojos pudiesen expresar otras emociones: rabia, frustración, alegría, admiración. Tras aquella primera conversación nos sometimos a una dinámica de mutuo descubrimiento.
Sin embargo, cuánto me decepcioné al comprobar que ella vive en la ambigüedad de quien no desea madurar, cuando ya hace años que debió hacerlo. Bastó con sólo tocar sus labios para que la niña saliera a la superficie y la mujer dejase de resultar interesante. Debí alejarme, pero la mayor parte del tiempo me siento cómodo junto a ella.
Este año, la Peque a seguido dando vueltas por ahí, pero su actitud desidiosa ya no me cautiva, sino que me molesta, como si se hubiese multiplicado, como si hubiese decidido ser aún más inmadura. Yo ya no estoy para eso.

(continuará)

No comments: