Friday, May 04, 2007

Medio ambiente: ¿el otro compromiso incumplido de Transantiago?

Llevamos ya tres meses conviviendo con el "plan maestro" del transporte colectivo capitalino y el panorama que han presentado la prensa es bastante negativo. Eso sí, es importante considerar que gran parte de los medios de comunicación de nuestro país pertenecen a la oposición al gobierno; sin embargo, no dejan de ser alarmantes los datos que nos son entregados. Pensar en el gran número de máquinas "enchuladas" que circula en estos momentos por la capital -incluso sin documentos al día-, el alto porcentaje de evasión en el pago al usar el transporte público, los problemas que se han dado con los pases escolares, los inauditos atochamientos del metro y los altos costos que todos estos problemas han generado para el gobierno nos hace cuestionarnos sobre la real eficacia de Transantiago. Pero en ningún caso la prensa ha planteado con profundidad uno de los temas que gesta en un primer momento la existencia del nuevo plan de transporte.


En la edición del pasado miércoles de Última Mirada, Fernando Paulsen y el abogado ambientalista Fernando Dougnac hablaban sobre la elección de Ricardo Lagos Escobar como enviado ambiental para evitar el calentamiento global (a.k.a. Capitán Planeta), destacando el invitado al programa que el único logro obtenido en materia ambiental por el gobierno del ex-presidente Lagos fue la proyección del presente plan de transporte. Y es sobre esto último que quiero enfocarme.

El plan Transantiago, además del ordenamiento del transporte público de la capital, plantea entre sus principales objetivos la disminución de la contaminación del aire en la Región Metropolitana. Este fin se justifica en el conocimiento que existe respecto del origen del smog en nuestra urbe, ya que éste no sólo es producto de las emanaciones de los vehículos que transintan por las calles de la ciudad, sino también de las partículas de polvo que estos levantan. Es por este motivo que el plan se enfoca -entre tantos otros métodos- en la disminución de los buses existentes y el remplazo de estos por máquinas con una mayor capacidad de pasajeros. Sin embargo, estos nuevos buses que cambian comodidad por capacidad debían ver reducidos sus tiempos de viaje, lo que no ha sucedido en la mayoría de los casos generando serios inconvenientes a los usuarios.

Ahora, volviendo al tema de la contaminación, en primer lugar debemos mencionar que la existencia de máquinas que no cumplen con los requerimientos técnicos necesarios para sumarse al Transantiago atenta gravemente contra las medidas tomadas, ya que la emanación de gases provenientes de su combustión se suma al levantamiento de material particulado. Aedmás, estos buses tienen poca capacidad de pasajeros, lo que obliga a las líneas que las utilizan a poner más de estos en circulación para satisfacer las necesidades de transporte de los miles de usuarios capitalinos. De ello también se deriva la decisión del gobierno de implementar la circulación de más buses por las calles de la capital, los hace poco estrenados recorridos expresos.
Por otra parte, debemos agregar las medidas adoptadas por el metro. Siendo este un medio de transporte que no contamina y que posee tiempos de viaje más cortos, en la implementación de Transantiago se consideró al tren subterráneo como eje del plan, a pesar que sus ejecutivos no estuviesen de acuerdo con la medida. Es por esto que resulta peculiar para el análisis que, por ejemplo, estaciones construídas cuando el plan de transporte ya estaba pensado cuenten con poco espacio en sus andenes para la gran cantidad de personas que se sabía comenzarían a utilizarlas. El metro, como mencionamos previamente, ha visto por primera vez en su historia graves atochamientos durante la mayor parte del día, lo que les ha obligado a tomar medidas tan extraordinarias como el uso de semáforos en sus estaciones más concurridas. Pero una de las medidas con mayor relevancia para este escrito es la creación de recorridos de buses llamados "clones", los que emulan la circulación del tren subterráneo. Con esto se ve aumentado el parque de la locomoción colectiva de Santiago.

Teniendo estos datos presentes nos es posible ver que Transantiago presenta una problemática que no ha sido abordada en profundidad por lo medios de prensa (parece ser más importante la farándula). Si bien existe una reducción en la cantidad de buses que circulan por la ciudad, ésta no ha sido suficientemente fuerte para enfrentar a cabalidad los problemas de contaminación. Por otra parte, vemos que el que algunas líneas no posean buses de gran capacidad de pasajeros genera un círculo vicioso, ya que las necesidades de los usuarios no son satisfechas con nuevos buses, como los articulados, sino con una cantidad mayor de máquinas antiguas. Si pensamos que en lugar de un bus articulado tenemos dos máquinas antiguas, vemos que los tiempos de viaje se ven aumentados al porducirse mayores atochamientos. A su vez esto lleva a parte de la población a adquirir vehículos pequeños, con lo que descubrimos que una mala implementación y gestión de este plan de transporte no sólo no ha reducido mayormente los vehículos de la locomoción colectiva, sino que además ha contribuído en el aumento del parque de automóviles particulares.

La prensa no se ha preocupado de entregar datos específicos sobre el efecto que Transantiago ha tenido sobre la contaminación. Por el contrario, más que su influencia a nivel ambiental parece resultar más relevante para los medios de comunicación la importanica que éste tendrá en las próximas elecciones presidenciales, por muy lejanas que aquellas se encuentren. Sin embargo, la información que se nos entrega diariamente no nos habla de un cambio radical en el medio ambiente tras la implementación del nuevo plan de transporte. Es de esperar que en los próximos meses se nos entregue alguna noticia acerca de los beneficios que Transantiago ha entregado -o dejado de entregar- en esta materia.

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