Tuesday, September 25, 2007

Y llegó no más... (pensamientos primaverales)

No van ni dos días de primavera y ya ando pensando tonteras- Claro que no sé si es por la estación, los ataques de ansiedad, el cansancio o la pronta llegada de la luna llena -aunque Selene suele venir con otros efectos-, pero lo cierto es que mi mente anda por mundos que a estas alturas de mi soltería resultan demasiado ajenos. Obvio que voy a escribir sobre eso, así como también es obvio que lo hago para sacar un poco de presión de mi cabeza que en estas fechas debe estar en otras cosas menos "triviales".


Desconozco los motivos que me llevan a pensar en una persona en específico a la hora de concentrarme en una evaluación emocional, si bien es cierto que desde hace algún tiempo que deambula con cierta regularidad por mi mente. Por ahora sólo puedo decir que hace más de una semana que no tengo noticias de ella, a excepción de la última actualización de su fotolog, y es que la tecnología es bastante fría así como lo es también el andar por la clandestinidad los últimos días. Me encantaría poder decir que cuando la vi ayer nos fuimos a tomar un café y nos pusimos al corriente, aunque en realidad ni siquiera me fue posible hablar con ella porque nos separaban tres pisos y el rostro serio de un profesor forzándome a ingresar a la sala. Así ha estado este semestre, obligándome a extrañar el poder verla todas las semanas y con la sola posibilidad de trabar con ella una o dos palabras por messenger.


En momentos como éste es cuando le encuentro razón al Dani. Creo profundamente que me equivoqué de época, que es por ese motivo que me he mantenido soltero ante la incapacidad de adaptarme al funcionamiento actual del sistema de cortejo: en definitiva, soy demasiado lento. Me resulta difícil el ponerme a pensar en cómo conquistar a una mujer 8 años menor que yo, y en el pensar se me escapa el tiempo que debería invertir en actuar. Más aún, el actuar también es complejo para mí en un momento en que el que "perrea" mejor parece acaparar toda la atención femenina mientras que mi forma de actuar, la galantería y las emociones, parece haberse convertido en una pieza de museo. Sin embargo, de todos modos me gustaría arriesgarme, intentar demostrar que no soy un ser anacrónico condenado a la soltería y al abandono de los sueños y esperanzas sobre el futuro. Me merezco una oportunidad, un ¡vamos, carajo, que se puede todavía!, saber que no sólo estoy hecho para ser amigo sino también pareja.


No recuerdo muy bien cómo es que me fijé en ella por primera vez. Debe haber sido una de las tantas ocasiones en que terminamos sentados en esquinas inversas de la sala, ella con parka blanca y yo con abrigo negro, ella sonriendo y yo siempre serio. En algún momento nuestras miradas se deben haber cruzado, logrando que en mi rostro se dibujara una mueca parecida a una sonrisa. Así es como esta atracción encontró su génesis, entre discusiones sobre la sociedad y sus problemas, en alguno de tantos momentos en que mi labia cruda se atrevió a romper el silencio de su boca temerosa a opinar. A cada instante esperaba que su voz se alzara para rebatir mis frías evaluaciones sobre la realidad, que me dijera que nada podía ser tan malo porque ella estaba presente. Quizás alguna vez lo hizo, sin palabras, con una dulce mirada al final de alguna intervención catastrófica de mi parte.


El semestre terminó y a la hora de las evaluaciones yo me convertí en el tipo engreído mientras ella, con su cabello castaño claro cayendo sobre los hombros, era la cuica. Ambos estábamos concientes que el otro no era así, que caracterizaciones tan radicales no bastaban para describir la complejidad de nuestras personalidades, y fue en esa frustración que inició para nosotros la "era messenger", la oportunidad que no habíamos tenido para conocernos mejor. Toda la seriedad que me caracterizó durante las clases se vio desvanecida en favor de la honestidad, la curiosidad e incluso la ternura (una cualidad tan mía, pero tan oculta al mundo); su silencio se vio opacado ante las palabras que invadían la pantalla, confirmando de una vez y para siempre que todos habían errado, que yo tenía razón sobre ella. Gracias a la fría tecnología pude descubrir que no somos tan distintos, que hay tantas cosas que a ambos nos gusta hacer, que me gustaría que hiciésemos juntos... sueños del autor por el momento.


Con el messenger llegó también a conocer mi fotolog, mi mundo (casi) privado en un pequeño rincón de la red. Tal vez la curiosidad la llevó también hasta alguno de mis blogs, expresión de la laberíntica geografía de mi alma y de los deseos más oscuros, íntimos, incomprensibles de mi Eros y mi Thanatos. De su visita terminé también en su fotolog, donde un breve instante de compañía en que me encontré llevó a la evaluación de mis amigas respecto de la persona que me había cautivado. Su análisis puede considerarse devastador, y es que no encontraron en ella nada fuera de lo común, nada que fuese causal de la atención que le estoy prestando. Después de todo, ella es muy normal, es decir, no es nada de lo que alguna vez pensé me causaría esta sensación, extraña, ajena, desconocida incluso.


Así han estado las primeras horas de la primavera, pensando, sintiendo, con ella rondando en mi cabeza, con el recuerdo de esta soltería que ya parece cáncer terminal. Ojalá que encuentre una solución o se me pase la fiebre de la estación pronto, y es que como buen sagitario tengo que hacer todo a lo grande, incluso vivir el romance así que al momento de estar en pareja me entrego por completo, pero si ando solo por la vida la sufro toda. Ya llevo una primavera solo, la primera desde los 15 años (quizás antes, no recuerdo bien), y no tengo muy gratos recuerdos de las emociones que me invadieron, menos aún me dan ganas de pasar por eso nuevamente.


Tal vez no debiese preocuparme todavía por estas cosas, no llevamos ni una semana de esta tonterita romántica de la primavera y ya me siento angustiado. Lo más seguro es que las pruebas, el alcohol y los viajes de noviembre y diciembre me hagan olvidar todo esto... pero está latente el miedo de que lo potencien. Ahí veremos...

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